La pregunta se expresa en diferentes momentos y espacios. Muchos quieren saber sobre una política distinta a la vigente que tiene por norte el mantenimiento del mando-poder supuestamente democrático a partir del control del elemento voto. Se entiende que esta es el arma fundamental de la democracia junto con las consabidas libertades de expresión, reunión y el mantenimiento de otros derechos como la libertad individual, garantía de la vida, resguardo de la propiedad e igualdad de oportunidades.
En general puede decirse que buena parte de estos postulados poco o nada que ver con esta realidad. Lo que queda con vida en forma permanente y creciente es lo que podríamos llamar como el culto al voto. De modo que la dinámica de nuestra política gira en torno a la mayor o menor posibilidad de conseguir este símbolo electoral.
A lo largo del llamado período democrático, o en lo que va de la llamada revolución, sumar votos es lo fundamental. Y para ello se dispone de todo tipo de maquinaria de y para el control social aplicando para ello el ventajismo, el marketing y todo tipo de fraude-trampa en el orden manual o electrónico.
En todo caso referimos parte de los rasgos de una política que corresponde a un tiempo y una forma de actuar que persiguen intereses ligados al mantenimiento del privilegio de minorías, por lo general ubicados en la cúpulas de los partidos políticos. Estas son las mismas estructuras que, de acuerdo con la menor o mayor cantidad de votos logrados en el mercado electoral, ocupan una menor o mayor porción de las estructuras del mando-poder.
Hasta el presente, en el curso de dos siglos de lo que se conoce como vida republicana, se ha mantenido el mismo hilo de poder unido a un interés de clase y a un muy nombrado hilo democrático. Se mantiene por lo general que por encima de todo obstáculo pervive el Estado de Derecho para resguardar los grandes intereses económicos y sociales y garantizar el muy rentable derecho del voto, que significa la permanencia de los nombrados privilegios.
Hoy interesa interrogar sobre la posibilidad de hacer una política capaz de enfrentar las viejas estructuras afiliadas a las pautas de la invasión y la dominación que pesa sobre esta sociedad desde hace 520 años. Una política dispuesta a forjar una realidad en la cual puedan lograrse objetivos distintos a los existentes hasta hoy y que sólo han servido para garantizar la misma libertad de los mismos beneficiarios del orden económico social vigente.
Importa entonces preguntar sobre las posibilidades de la juventud actual para estudiar, considerar y evaluar el mundo en el cual se desenvuelve con miras a planificar y desarrollar acciones concretas destinadas a promover y adelantar lo concerniente para crear los lineamientos de otra historia.
¿Están llamados nuestros jóvenes entonces a continuar el desarrollo de los esquemas que están al servicio de los intereses que sirven de base y fundamento a la llamada democracia? ¿Tendrá posibilidades reales esta juventud de establecer las bases para otra historia a pesar de haber recibido unos aportes y huellas completamente endebles como lecciones para el presente?
¿Tendrán los jóvenes de hoy el vuelo-imaginación para emprender tareas de empeño y profundidad que impliquen su presencia en el forjamiento de una historia diferente? ¿Necesitan los jóvenes de hoy de formación política, ideológica y doctrinaria en general para definir el rumbo de sus pasos o simplemente estarán inclinados a marchar por las sendas de la improvisación y lo emocional?
A este respecto: ¿Cuál es el balance que se puede hacer hoy de las movilizaciones estudiantiles de los últimos tiempos? ¿A quienes han servido? ¿Tienen nuestros jóvenes algo que ver con el mando-poder de la Venezuela actual?
¿Tienen los jóvenes de este expaís alguna propuesta que se deslinde de la vieja política que sigue rigiendo este expaís? ¿Seguirá la juventud haciéndole el juego a la polarización o será capaz de marcar un deslinde, una vía diferente para comprender y actuar sobre la tragedia que crece sobre este expaís?
¿Será capaz esta juventud de abordar la tarea planteada por Pío Tamayo hace casi cien años de generar pensamientos, ciencia y arte nuevos, para estar a la altura del inmenso reto del hombre en estos tiempos de destrucción, confusión y masacre?
Una vez más ponemos a disposición de los jóvenes, este recinto piotamayista para que dejen su visión, perspectiva, propuestas y aportes para la construcción de una nueva Venezuela.
Una tarea absolutamente imprescindible cuando este expaís marcha aceleradamente hacia la imposición de un pensamiento único y a una reorganización social cuyo objetivo esencial es el control absoluto de la población, en función de garantizar la permanencia en el poder. Una acción que se anunció hace 14 años y que se ha ejercido sin contrario dialéctico alguno que detenga sus propósitos y acciones.
¿Qué papel jugará la juventud en estos escenarios? ¿Será capaz de abrir caminos hacia una lucha pacífica, distanciada de los dos polos de destrucción y encauzada hacia lograr una historia hecha a la medida del colectivo?
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