viernes, 19 de noviembre de 2010
ABM - MAZA ZAVALA SE LLEVÓ LA FRUSTRACIÓN A CUESTAS
Cuando me llamó Jurate Rosales para pedirme que escribiera sobre el Doctor Domingo Felipe Maza Zavala tuve la inclinación a negarme porque no me sentiría a gusto con un discurso sobre el economista y su puño de aportes. Pero mi interlocutora se adelantó a decir que quería un escrito sobre el personaje, su hacer y su andar, ritos y angustias. Y planteado así, se disipó de inmediato cualquier aprehensión.
HEMOS HECHO DE LA VIDA UN OFICIO
PROFUNDAMENTE MORTUORIO
La muerte de un hombre hoy en este ex país no tiene mayor significado. Aquí hemos llegado a hacer de la vida un oficio profundamente mortuorio. Esto es propio de las sociedades en plena decadencia en las que deja de vivirse para pasar a la etapa de la sobre-vivencia que adquiere la mayor permanencia. A nadie le importa el otro. Ni su dónde va o viene.
Nadie está dispuesto en consecuencia a detenerse a considerar ni a evaluar las huellas dejadas por otro. La ocupación inmediata –léase de la sobre-vivencia- no lo permite. Por eso cada uno de nosotros es una individualidad que se inicia o reinicia, cual máquina, en cada amanecer o atardecer.
FABRICAMOS EL TIEMPO CON LA
PROPIA MUERTE
Porque apenas sabemos, o creemos saber el dónde y el cómo vivimos. Pero no somos capaces, o no tenemos capacidad para captar y vivir en tiempos que supuestamente nos corresponde.
Múltiples circunstancias nos apartan permanentemente de ese objetivo grande que muchas veces se busca. Pero de pronto nos conseguimos con que se ha alejado el camino de hacer el tiempo de la vida y por ello terminamos fabricando un tiempo con la sola carga del abandono, el despojo, el olvido, la propia muerte.
Y entonces nos vemos materialmente obligados a penetrar en ese mundo insondable de las raíces. ¿Cómo llegamos a ser gente tan menuda en la capacidad para tocar el-de-dónde-venimos a partir apenas del registro horario-cronológico?
SOMOS LOS HABITANTES SIN DESTINO
Son las ganas de poner de manifiesto que sólo hemos vivido para contar el tiempo y no para ponerlo (el tiempo que no el destiempo) al servicio de una vida de la mayor profundidad. Y así lo expresa Domingo Felipe, el poeta, cuando dice: El tiempo pasa, decimos, pero no es el tiempo: / pasamos los habitantes sin destino. (DFMZ, Quinta Estación, Caracas 2006, p.48).
UN HOMBRE LLAMADO A PRODUCIR UNA OBRA TRASCENDENTE
Conocí al profesor Domingo Felipe Maza Zavala en 1963 cuando ingresé como pasante en un Proyecto de Investigación del Instituto de Investigaciones Económicas de la UCV. Desde un inicio percibimos la claridad y organización de su pensamiento. Sus exposiciones contenían el número de palabras estrictamente necesarias. Esto era algo que atraía y enseñaba. Capacidad de síntesis y conceptual.
Primero lo pensamos de manera ligera. Pero con el correr del tiempo y en medio de la enseñanza que recibíamos, seguimos considerando que un docente-investigador como MZ estaba llamado a producir una obra trascendente. Esta idea la precisamos más cuando nos colocamos en plan de alumno de los Maestros Salvador de la Plaza y Juan David García Bacca, con quienes aprendimos en la teoría y la práctica lo que es lo conceptual.
REGALÓ MUCHO TIEMPO A COSAS
NO ESENCIALES
Y en varias ocasiones le preguntamos al Doctor de la Plaza su opinión sobre la obra de DFMZ y nos dijo que su amigo podía y tenía que dar mucho más pero que invertía (o regalaba) mucho tiempo en cosas que no eran esenciales. Que él se lo había dicho, pero que no hacía caso.
Y al preguntarle el porqué ocurría eso nos dijo que se debía a que Maza tenía un gran problema y es que no sabía decir que no y a cuanta cosa le propusieran aceptaba. Tal vez era por generosidad o por timidez.
Y nos tocó seguirle los pasos al ‘viejo Maza’ desde la década de los sesenta. Tiempo de presencia en todo el ajetreo de la vida universitaria y hasta en el desempeño de cargos académicos-administrativos que le quitaban muchas posibilidades a la obra que él mismo se había propuesto. Esta era su lucha y contradicción.
Porque además le dedicó tiempo toda su vida al oficio que heredó de su abuelo y su padre: el periodismo. Su progenitor y su hermano mayor mueren en la treintena de la vida por enfermedades ligadas con lo tipográfico. DFMZ no desempeñó el oficio en los talleres sino en la máquina de escribir.
Y logró además hacerse de otra profesión. Su vocación inicial fue la medicina, luego el derecho y la economía. En esta última disciplina hará obra y nombre. De él teníamos mucha información dispersa y queríamos profundizar para saber más de su proceso-hombre-humano y de la obra hecha y por hacer.
VENEZUELA: HISTORIA DE UNA FRUSTRACIÓN
SÍNTESIS DEL PASADO Y PREDICCIÓN DEL PORVENIR
Por eso un día de los finales de los setenta, ya jubilado pero metido a diputado, le pedimos una entrevista para levantar su testimonio sobre el proceso social venezolano. Comenzó entonces una conversación que se extendió por muchas sesiones. No siempre se grababa porque él consideraba que ‘no hacía falta’. Lo registrado está contenido en el tomo 09 de nuestros Testimonios Violentos: Venezuela historia de una frustración. Caracas, CPT, 1986.
A lo largo de esta obra quedó expuesto un discurso que consideramos de profundidad, alcance y trascendencia. Es la palabra del actor de un tiempo que se reúne con el docente, investigador, político, periodista y poeta para pensar la sociedad, el mundo y Venezuela en una perspectiva de totalidad. Es la captación de la realidad a partir del concepto-síntesis. Y con un añadido: es una exposición que no atiende a ningún tipo de cuidado a convencionalismos.
MZ tenía presente en este caso que no se trataba de una entrevista susceptible de censura o autocensura que había conocido en su larga labor periodística. Por ello se expresa con total libertad y así mismo se recoge su mensaje. Por su densidad de pensamiento y capacidad de creación-inventiva podríamos afirmar que esa obra, a través del proceso de la frustración, es síntesis del pasado y predicción del porvenir.
Su análisis sobre Venezuela llega a una clara conclusión: aquí ha habido una sucesión de frustraciones. Las aspiraciones colectivas nunca fueron satisfechas. Y en cada oportunidad queda planteada otra esperanza para reafirmar la propia frustración. Esa es la historia de Venezuela que perfectamente se puede identificar con América y hasta con el mundo.
La claridad que tiene MZ en este momento es verdaderamente impactante. De allí, la calidad y trascendencia de la obra que produce. Y en ella misma están presentes elementos para la reflexión de lo que fue su tiempo, lo que es y lo que será en cuanto a carga de frustraciones.
LA VIDA LO FORZÓ A HACER ACTIVIDADES
QUE NO CORRESPONDÍAN A SU TEMPERAMENTO
Por ello en plan de total franqueza nos dice: “Y a estas alturas le diré que sigo manteniendo lo que podíamos llamar insatisfacción en el sentido de que la vida me ha forzado a hacer actividades que no correspondían a mi verdadero temperamento. He sido siempre reflexivo, contemplativo, especulativo en el sentido intelectual. Y sin embargo, me he visto casi siempre metido en actividades de la lucha política y la lucha diaria. Todavía aspiro a rescatar parte de mi vida para el ejercicio intelectual. Y no sólo para la investigación científica en el campo social sino para la actividad literaria” (p.460).
LO ABSORBIÓ EL REMOLINO DE LA
ACTIVIDAD PÚBLICA
Su precisión con respecto a su tiempo adquiere un mayor nivel de frustración: “cuando me jubilé de la universidad en 1975, lo hice con el propósito no de dedicarme al ocio sino precisamente para poder realizar alguna obra de carácter permanente. Pero las circunstancias hasta ahora han dicho lo contrario, y el remolino de la actividad pública me ha absorbido. Pienso, sin embargo redistribuir mi tiempo con ese objeto” (461).
Su conclusión no puede ser más terminante: “tengo la esperanza de poder vivir unos años más con el objeto de complementar algunos trabajos. Esa es la vida” (465). Estas son las palabras de MZ en 1986 y en el tiempo que siguió no se pudo sustraer de la vida pública con incidencia política. Seguía en la línea de no utilizar el no en el caso de las propuestas que se le hacía. Su trabajo representaba una gran carga por área y debió hacer muchos esfuerzos para conseguir algún mínimo tiempo para darle vida a algunos de los muchos versos que iba creando su espíritu de poeta mayor aún en las duras circunstancias en las que le tocaba sobrevivir.
LA LECCIÓN DE DFMZ NO ES FÁCIL
NI COMPLACIENTE
La lección que nos deja MZ no es nada fácil ni complaciente. Esta ligada a los nuevos tiempos a los que pertenecemos y que están tan llenos de mentiras y ficciones. Por delante tenemos: “la habitual angustia de los días, /las zozobra la presión cotidianidad/ la gente que transita de prisa/hacia los lugares consabidos; / la ciudad que mueve sus músculos de acero/los ríos humanos que van a dar al mar/donde se unen penas y alegrías./
Y en medio de tanto dolor el poeta busca una salida: “hay que vivir con la esperanza a cuestas, / el tejido de los sueños guía nuestros pasos / hacia la evasión total: la libertad” (Quinta Estación, p.47).
NO PUDO LLEGAR A VER LA VERDADERA
SONRISA DE LOS TIEMPOS DEL HOMBRE
SIN FRUSTRACIÓN
Una esperanza a cuestas. Una frustración a cuestas. Aún en el territorio de hombres-poetas mayores de este tiempo de tan poca vida, se plantea la búsqueda del espacio y el tiempo en los cuales tendrá que resurgir la esperanza capaz de dejar atrás la frustración. MZ luchó contra ella. Se negó a vivir para ella sin dejar de reconocer que su vida estuvo llena de insatisfacciones y que se despidió con ellas por no haber visto el mundo de justicia, de solidaridad, amor y magia, en que tanto y tanto soñó y pensó sin que para nada se asomara la verdadera sonrisa de los tiempos del hombre sin frustración.
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abm zETA,
D.F. Maza Zavala
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