EL JEFE ÚNICO (JU) ha sido muy claro:…”Nada que intente superar ese modelo de democracia liberal, que para nosotros ya murió, puede provenir de elecciones”. (ABM, Habla el comandante, 1998, p. 168). Y por ello cuando da su visión sobre el caos que vivimos, afirma no tener dudas de que la salida sería violenta (Ibid, p 397). De allí que juegue a la fórmula de “revolución pacífica pero armada”.
LA VÍA ELECTORAL, constituye, en consecuencia, el instrumento pacificado para ejecutar su revolución violenta. Por ello, el 1994 asume la fórmula de la abstención, pero en el 97 advierte que en medio del vacío existente, el voto puede servir a sus propósitos. El movimiento es ahora pacífico-electoral-legal-constitucional.
SE ASUME EL LLAMADO ESTADO DE DERECHO como cobertura-pretexto para imponer políticas que nada tienen que ver con lo ofrecido. Y una vez adquirido el poder necesario, se pone en práctica la política de la tarifa-corrupción para la compra de conciencia y la militancia en el autori-totalitarismo masacrador, con careta constitucional-democrática.
ESTAMOS ANTE EL MÁS ACABADO aprovechamiento del vacío y utilización del colectivo, que llega a creer en la oferta de una democracia auténticamente participativa. Se pierde de vista la condición golpista del llamado Movimiento Bolivariano. Y sólo en este marco se puede entender lo planteado hoy sobre la cuestión electoral, dirigida por un aparato de fuerza en el cual prevalece la coacción arbitrariedad, manipulación y compra-venta de favores. La misma maquinaria que comandó el “acta mata voto” cuenta ahora con mayores mecanismos electrónicos y recursos económicos para apuntalar el Estado delincuente.
LA FICCIÓN DE DEMOCRACIA Y LIBERTAD fue el gran aporte de la forma de Estado surgida en 1958. La representatividad permitió que la voluntad popular se convirtiera en instrumento de los partidos para el consecuente reparto del botín-poder. Pero ineficacia condujo a la conmoción del 27F-89 y la liquidación de las viejas formas políticas de manipulación. Eso hizo posible que el nuevo estadio la materia electoral sirviera, como en 58, para crear un nuevo “salvador”.
UNA OFERTA aún más engañosa que las anteriores, pues el bolivarianismo resultó ser la fachada de un tal neosocialismo violento y autoritario. Hoy “la revolución” tiene su CNE como lo tuvo ayer “la democracia”. Dos momentos de una misma forma de engañar. Y hoy como ayer el voto sirve para legitimar el poder de un Estado que hace de la negociación de la democracia su primera y más importante prioridad. En su nombre aquí se ha vejado, perseguido, torturado, asesinado y masacrado y obtenido los más jugosos beneficios.
HOY LAS DOS PARTES DEL MISMO FESTÍN “siguen jugando a la democracia del voto”, aunque se sepa de antemano los resultados. El primer premio para el accionista mayor y el premio consolación para quienes contribuyan a armar con “su oposición” el cuadro de “democracia y libertad” que tanto ha pisoteado, utilizado y manipulado al colectivo de este expaís, hoy convertido en Vencuba: dos “revoluciones” que utilizan el voto como la principal arma para controlar y asesinar cuantas veces haga falta, en nombre del bienestar de un colectivo que sigue condenado a la pena capital.
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