domingo, 25 de febrero de 2024

PÍO TAMAYO: CARTA A UN AMIGO MÍO

 

Pío Tamayo

CARTA A UN AMIGO MÍO


Presentación


El texto de José Pío Tamayo, titulado Carta a Un Amigo Mío, constituye un documento de primera importancia en la historia de las ideas de Venezuela y América. Su contenido revela una concepción de la historia muy alejada de la visión historiográfica tradicional, mediante la cual se daba cuenta del proceso vivido en el continente y en el país, a partir de los llamados movimientos independentistas. 


Aquel prisionero de Juan Vicente Gómez, sobre quien pesaba una condena a muerte, precisamente por el carácter y proyección de su ideario, se consideraba a sí mismo, ‘peón jornalero en labores de belleza y libertad’. Y en tales faenas, producto no sólo de una acción revolucionaria, diseminada en su estadía tocuyana y su recorrido americano del exilio, sino también en el propio Castillo de Puerto Cabello, donde fundó Escuela de idealidad avanzada y dictó permanentes lecciones de porvenir. 


Para este joven tocuyano de apenas 31 años, Venezuela “ha ignorado siempre la Revolución”. Y cien años de vida republicana dan como saldo: la codicia del erario público, la satisfacción de sensualidades y desencadenamiento de soberbias, una completa carencia de conciencia nacional y la anulación de todo sentido de responsabilidad social. Ante este cuadro, Pío Tamayo invoca –si adversas circunstancias no detienen su marcha- la fuerza de la juventud, encaminada a forjar nuevas ideas y acciones, llamadas a hacer la obra pedagógica que el país necesita: fundar escuela de revolución.


Consciente de que’ sólo puede afirmar que ha vivido una generación que deja a la que vendrá más de lo que recibió de la precedente’, y que los verdaderos forjadores del porvenir son aquellos que, en vez de aplicarse a usufructuar lo que es, obran en dirección de lo que va siendo. Pío Tamayo repite una y otra vez lo que considera nuestro mal fundamental: no haber tomado en cuenta al pueblo como primer elemento de acción social. Y para sustentar su afirmación Pío establece lo que podríamos considerar como el primer cuadro de clases sociales en el país.


Importante, en este sentido, detenerse en este análisis, que coloca a Tamayo como pionero en la aplicación de la perspectiva marxista a la realidad americana y venezolana en particular. Y no se trata de una copia mecánica o de una superposición de los esquemas del marxismo a la que aprehende en nuestro proceso histórico, sino por el contrario, un escudriñar en la causalidad de sus procederes y en la dirección de su acción. Y es por ello que la caracterización de cada una de estas clases lo conduce inevitablemente a profundizar en los propios rasgos de una mayoría, de un pueblo “compuesto de individualidades, que no de colectividades”, cuya conciencia social está por forjarse.


De este modo, Pío estudia, analiza y absorbe las experiencias acometidas en otros países americanos, como México, Argentina, Uruguay, Panamá, Cuba y los convierte en “campos de experimentación cuyos resultados prácticos debemos aprovechar adaptando y asimilando, nunca copiando servilmente, porque cada país debe dar su expresión característica, cosa no considerada por les legisladores venezolanos transplantadores de constituciones y códigos extranjeros a un medio que les era exótico, perfectamente distinto”. 


Estos elementos son básicos para comprender el pensamiento e ideario piotamayista que, a pesar de haber sido expuesto, a buena parte de la dirigencia política que habría de asumir el mando después de la muerte natural del tirano Gómez, debatido y difundido desde la Escuela de la Carpa Roja del Castillo de Puerto Cabello, continúa, hasta el día de hoy, sumido en el más profundo olvido y aislamiento. En vísperas de celebrarse el primer centenario del nacimiento del Floricultor de Hazañas, e iniciadas las actividades preparatorias, hacemos causa mayor la difusión de los materiales dispersos de José Pío Tamayo, para que constituyan fuente y punto de partida para la historia del pueblo y referencia obligada para la construcción de la historia que vendrá. 


Esta carta sale del castillo de Puerto Cabello, como todos los papeles de Pío, de manos amigas, en hojas que deben ser reconstruidas o con la alquimia de las tintas invisibles o en los pedazos recompuestos de un rompecabezas incompleto. Por ello, la versión que se conoce es una copia a máquina hecha por familiares y amigos de las letras menudas de Pío. Clementina Tamayo, la hermana, refiere no haber sabido nunca el nombre de ese ‘amigo mío’, destinatario de una carta que debió seguramente formar parte de una correspondencia más numerosa. De allí que no dispongamos de mayor información que la que suministra su propio contenido.


Su importancia, sin embargo, trasciende el peregrinaje de sus letras y compromete a difundir su contenido, con miras a incorporarlo como parte sustancial de una concepción de la historia del pueblo, que tiene en el autor su primera revelación. Una concepción que luego se difumina y disuelve en las contradicciones, incoherencia, contradicciones y olvidos de una historiografía que prefería precisamente dejar de lado la acción del pueblo.


Hoy, en el marco de este año centenario, echamos a andar esta carta con la seguridad de que servirá de punto de partida de futuras investigaciones, estudios y debates, que conduzcan a reconstruir la parte de la historia olvidada y oculta: la que pertenece a las grandes mayorías, hasta hoy utilizadas en favor y en función de intereses clasistas, pero que aguarda su tiempo de convertirse en la verdadera forjadora y protagonista de un porvenir distinto. 


 Agustín Blanco Muñoz
Mayo, 1997.





AMIGO MÍO


Necesito por estas letras, agradecerle aquella carta suya que fue a llevarme su saludo y su entusiasmo a mi celda de prisionero enfermo, donde la soledad oía cuentas al mar. No pude contestarle desde allí y tampoco fuera respuesta la corta comunicación que llevó “Jesús”. Ahora, sí, y quede reanudada nuestra correspondencia intervenida por un año de imposibilidades. Vanidoso me dio a sonreír su elogio, prodigado con el despilfarro de los generosos. ¡Defiéndeme contra las vanidades me celoso yo crítico, que ganas le dan a mi mediana de creerse “alto representante de la juventud de Hispanoamérica”! y vea que declara mi franqueza, no faltante el deseo de serlo, pero el conocimiento de mí mismo, mide exacta la estatura: peón jornalero en labores de belleza y libertad. 


Con la palabra bella ha sido escrita, de lo que para engrandecerla y darle adorno humano y glorioso hemos de hacer, escribamos que esa preocupación de la libertad de los hombres necesitará todavía mucho decir y largo batallar.


La prisión no fue para el conjunto estudiantil, atajo puesto en el camino de su avance ideológico y antes, afirmación convencedora de lo que en muchos comenzara entusiasmo rebelde, no lo ha sido tampoco para los que poseyendo la clara noción de nuestras obligaciones, hemos trabajado conforme la situación y los medios lo han permitido. El nivel de la entereza moral se eleva y paralelo el de educación de un revolucionario porvenirista, cada día más completo y ya van dejando ver núcleo pensamental, que formará por agresiones, la gran unidad del mañana, en donde pondrá encajar ese partido que tanto nos escribiéramos, apto para representar “la revolución en el gobierno”.


Venezuela, por un desgraciado proceso de detallar, pero ya estudiado entre los nuevos, ha ignorado siempre la Revolución. Nuestras turbulencias, obedientes a personales ambiciones –ayudadas por una demagogia desaforada y por un intelectualismo cargado de teorías librescas y proyectado fuera de un campo que padecía necesidades naturales no observadas ni satisfechas- condujeron a la resultante fatal que nos tiene en prisión. Se peleó por términos abstractos, dentro de una ignorancia acaso absoluta y sin ninguna honda preocupación que se ocupara de la salud del pueblo. Por encima y al lado de la masa trabajadora del país, creció una turba cuartelaría, cuidada de mantener en pie por los caudillos, que engordaban a esperanza y profesión de derribar gobiernos.


Detrás de cualquier carátula vendida por retóricos del republicanismo y la constitucionalidad se verificaron todas nuestras “revoluciones”, a las que nunca, nunca informó un propósito firme de dotar al país de una civilización superior y conformada al medio, ni de imponer una norma y programa, que atendiendo a las necesidades reales –espirituales y económicas- aseguraran a sus postuladores en el mando, por el hecho sencillo de su cumplimiento. Codicia del erario público, como botín y medio el más seguro de enriquecerse al rápido, satisfacción de sensualidades desencadenamiento de soberbias, en los directores, completa carencia de conciencia nacional a pesar del idolatrismo heroicista y anulación del sentido de responsabilidad social, son para hoy el producto de cien años de vida republicana.


¡Sólo biología de individualismo primario actuando desenfrenadamente! Hegemonía del hombre sobre la sociedad. Fatigado el pueblo que no pudo encontrar en las llamadas “revoluciones” lo que esencialmente deben ser educación en grande escala y desde lo alto, dejó adueñar firmemente del poder a los últimos triunfadores de un pugilato en el cual había concluido por participar a puro cuento de posibles provechos de saqueo, y ejemplarizado de egoísmo vive esa vida de ente biológico solitario, de “monada” aislada que señala Leibnitz, tan distinta a la vida del ciudadano en la república democrática y sobre todo tan enormemente distante del “ser social”, entidad perfecta de un conglomerado donde triunfa el pensamiento, producto máximo de la colectividad humana.


Este centenario de desgracia historia de un pueblo parece que va a marcar el jalón para encaminar al primer mito. Así lo promete –si adversas circunstancias no detienen su marcha- el desarrollo de la conciencia juvenil. Elaboradores de ideas nuevas, estudiantes de una conciencia que, embargada de racionalismo científico, procede a base de moderno pragmatismo y formula cláusulas precisas, sacadas de la eficacia de los hechos; y, desligados para siempre del pasado por el severo juicio a que el pasado nos obliga, no nos presentamos como enemigos de un individuo, sino del individualismo biológico y de todo un régimen que debe quedar vencido. Esta evaluación total de concepto es sumamente importante y sirve señalar el nacimiento de una era venezolana que de alargarse en tiempos realizados, aparejará al país con las naciones que marchan de avanzada.


La tarea –considerable y muy seria- pide cierta implacabilidad en la lucha y un esfuerzo continuado y tenaz, así como una afirmación cada vez más precisa de los conceptos fundamentales. La nueva juventud tiene aquella e irá expresando éstos conforme el momento lo requiera. 


Ya aquí, fue así cuando al constatar su divergencia de opiniones e ideas con elementos de quienes esperó guía para la búsqueda y la más completa orientación, los encontró encasillados en credos desacreditados por abstractos e imperfectos, y atrasados en la hora y el sentido actual de libertad y gobierno. Sabían que “un pueblo que acorta el paso ha cesado virtualmente de vivir”, que Venezuela lo trae atrás corto, y que aún sus opositores contra algún déspota, su “hombres representativos, pierden el rumbo, se desorientan, siguen creyéndose videntes cuando ya son estrábicos en vano intentan probar caminos, pues cambiar el derrotero no es seguir adelante, ni basta cambiarle para adelantar, que cuanto han capitalizado los ancianos en su memoria y los pueblos en su tradición, tanto disminuye su vitalidad creadora y fecunda para plasmar el porvenir” y que “la exigüidad del pasado es precisamente lo que hace capaces de nuevas culturas a los pueblos jóvenes, cuyo destino está en defenderse de todo senil tradicionalismo, que intente envenenar las fuentes que acrecerán al cáncer de su venidera grandeza”.


Lo sabían con Ingenieros y que el ensayista argentino les había agregado reafirmado: “La juventud de los pueblos nuevos debe vivir en tensión hacia el provenir más llena de esperanzas que de recuerdos. Mire con ojo amigo a las viejas estirpes que le ofrecieron de sus ubres las savias iniciales, pero no olvide que si es provechoso heredar algunas fuerzas vitales aún capaces de obrar, nada hay más funesto que apuntalar derrumbamientos de culturas decrépitas y repensar supersticiones de agonizantes abuelos”, y este conocimiento determinó su actitud estableciendo divergencia inamenguable.


En lo que se refiere a dar el esfuerzo requerido, voy conociendo acciones que esperanzan, ilusionando de alas en los hombros. Prólogo del empeño será sin duda la caída del barbaró.crata del momento. Entre tanto la primera parte del esfuerzo ha comenzado. Consistirá en hacer la obra pedagógica que el país necesita. Fundar escuela de revolución. Es la parte más penosa y exigente y la que mejor comprensión requiere: ya sus inicios son promesa de realizaciones totales. Es parte larga y laboriosa comprometida esta parte del cometido por las juventudes mexicanas del 917, peruana del 923, argentinas, uruguayas, ecuatorianas y boliviana de la última generación, los productos de la dedicación son los tiempos alcanzados.


Todas ellas saben que sólo puede afirmar que ha vivido una generación que deja a la que vendrá más de lo que recibió de la precedente y que los forjadores del porvenir en vez de aplicarse a usufructuar lo que es, obran en dirección de lo que va siendo. En Venezuela sólo Bolívar y su generación obraron así. Los demás, inclusive los que, partícipes en la gesta independentista, actuaron después en la República, abandonaron y traicionaron este principio. Lo que el país adeudaba a los Páez, Monagas y Mariños, como guerreros de la Independencia, le fue cobrado con creces por los “hombres de presa” –clase expoliadora y egoísta- que ellos fueron luego. El nuevo sentido crítico de la historia colocando al héroe en su lugar, desnudándole a ser humano, ha elevado valores y ha clasificado mejor, encasillando en adecuadas casillas a cada quien. 


Lo he dicho y repetido y he de afirmarlo muchas veces más: nuestro mal proviene de no haber tomado en cuenta al pueblo como primer elemento de acción social. Camarillas oligárquicas, europeizadas su cultura y teoría política y celosa de conservar privilegios heredados de la española oligarquía, pugnaron contra el empeño democrático encauzado por caudillos a cuyo alrededor se agrupaba la turba cuartelaría y el sentimiento, mal definido y no explicado, de las mayorías, que después de dar soldados para una guerra de independencia y de “abolición del dominio del hombre por el hombre”, fijaban en un nombre -propósito- Guzmán, Falcón, Hernández, etc.- la realización de sus esperanzas, satisfacción de las necesidades de emancipación política y economía de los más. 


Pero el caudillo vencedor y su grupo, como las vencedoras burguesías de la Francia del 94 y del resto de Europa del Siglo XIX, adueñadas del poder, traicionando la democracia se erigían en minoría explotadora, conduciendo a la población indígena a una creciente depauperación y arrebatándole cada día más toda esperanza de efectiva liberación. Unos desmoralizados aceptaron el vencimiento y continuaron bajo servidumbre como bajo ley natural, otros, los menos, que desde los comienzos descubrieron mejor la falsedad de los postulados, cultivaron como un medio de defensa económica y moral, su asilamiento, hasta llegar a la expresión de “monodismo” actual. 


Coexistieron y coexisten pues cuatro clases:


1.- La Oligarquía goda, empeñada en salvar las preeminencias heredadas y que recurre el caudillo militar del origen democrático para defenderlas. Páez es el primer ejemplo de traición a los intereses de su clase, la mayoritaria, al hacerse jefe de estas aristocracias.


2.- La casta militar, surgida de la mayoría democrática, servida por los demagogos intelectuales y de donde se seleccionan los caudillos, a cuyo encubrimiento contribuye aquel anhelo y aquella necesidad de los más que ya he citado. Adueñada del poder, esta casta, aliada con hacendados y comerciantes, contribuye la oligarquía liberal.


3.- Los productores independientes, aristócratas y clase media del dinero “que no quieren saber de política”, pero que si no van al poder ni intervienen las luchas desencadenadas aprovechándose del orden de cosas y del sistema en calidad de explotadores del trabajo y mantenedores de la ignorancia.


4.- Y la clase trabajadora propiamente dicha –jornaleros del campo, obreros de la ciudad, conuqueros, pescadores, tribus indias, semi civilizadas,  servidumbre doméstica y artesanía, clase de la numerosa, desatendida, explotada a base del sistema de trabajo servil y bajos salarios, heredado del período esclavista, y clase donde el ambicioso político recluta sus soldados por halago de saqueo ignorante de todo derecho y doctrina, enseñada a un amo, y que aquejada de apremiantes necesidades ante el espectáculo del goce y de la lujuria de los privilegiados, sirve al caudillo como medio para alcanzar el mando y la riqueza que proporcionan los placeres de que está privada.


La mayoría venezolana es pues individualista, pueblo compuesto de individuos, no de colectividades, se explica bien su personalismo como expresión política cada vez más alejados de doctrinas y programas, ajenos ya a todo sentimiento de solidaridad social, la atención y las convicciones convergen hacia el hombre único, y se reproduce en Venezuela –con una rapidez a la que da razón al período colonial- el proceso de descomposición de la República Romana, asentada sobre bases oligárquicas y explotadoras, o el proceso español desde la Reconquista. 


Con estas condiciones y este espíritu, el triunfo del absolutismo personalista deviene un hecho natural. Otros países de América narran historia semejante, pero muchos han logrado superar el mal o atajarlo. Argentina, Uruguay donde la democracia camina ya con firmeza hacia la socialización, México, cuyo doloroso y terrible esfuerzo parece al fin culminar en éxito y EE.UU, que librados a poco de su nascencia, comienzan hoy la lucha de clases “de las dos clases únicas” –en que el materialismo científico divide a la sociedad- dentro del más alto ‘standard’ de vida conocido.


Considerado así el problema, las razones de ser de los partidos venezolanos del futuro resultan económico-sociales. Clásicas razones de ser de los partidos que realizan su cometido de civilización, lucha y progreso, en los países donde existen. La resurrección de las dos viejas banderías: conservadora y liberal, tremoladoras de fórmulas políticas importadas, resultaría una involución. Será el único haber, contra todos los daños, que le abonaremos al absolutismo, la destrucción de sus banderías históricas, absurdo político que hizo fracasar el natural desenvolvimiento económico del país. No a la existencia de partidos, mal gravísimo, porque anula la vida nacional y la pervierte. 


Yerran los que creen elogiar a un Jefe de Estado declarándole liquidador de todos los partidos existentes, en realidad anuncian que aquel hombre secciona las vías arteriales de su pueblo. pero aquí el prolongado período de inanición de los viejos partidos, ha permitido a las generaciones que nosotros somos, libres de obligaciones y apasionamientos, hacer su crítica, descubrir su falso basamento y desalojarlos en el tiempo, sustituyéndolos por el deseo de los que han de venir, acodes con las necesidades autóctonas y reales y con la verdad contemporánea.


Algunos supervivientes del fenecido plataformismo político, adeptos de las fórmulas democrático-parlamentarias estilo franco-inglés y con mistura yanke, crean en la reminiscencia de este credo como bandera de lucha y agrupación en nuestro medio. Criminal resultaría ni rectificar no proceder conforme lo exigen nuestras condiciones naturales, la observación y los procedimientos y el suceso de caos similares en Estados extranjeros. Ejemplos estos últimos que sólo deben servir como simples referencias útiles. México solucionando el problema del reparto agrario, la cuestión de las indiadas y de los petróleos, minas y nacionalización del capital y la propiedad extranjeros. Argentina resolviendo a formas peculiares el viejo pleito unitario federalista, legislando para reducir el latifundio existente e impedir la formación de otros, nacionalizando industrias, minas ferrocarriles, impulsando la inmigración y sometiéndola a método científico. 


Uruguay creando su Consejo de Administración Económica –hoy parodiado por naciones europeas y su sistema de coparticipación y control de los partidos, que acabó con las guerras civiles, y todos desanalfabetizando y poblando, así como favoreciendo la formación de muy diversos partidos –donde expresadas bien distintas doctrinas el estímulo y la sanción se desarrollan-, creando con rapidez una conciencia pública, consciente de su responsabilidad histórica, son sin duda nuevas lecciones para sacar de ellas lo que más nos convenga y necesitemos, campos de experimentación cuyos resultados prácticos debemos aprovechar adaptando y asimilando, nunca copiando servilmente, porque cada país debe dar su expresión característica, cosa no considerada por los legisladores venezolanos transportadores de Constituciones y códigos extranjeros a un medio que les era exótico, perfectamente distinto.


Ya colocado en este punto, podemos trabajar el tema de nuestra correspondencia ininterrumpida. ¿Cuál debe ser el partido venezolano de juventudes y cómo construirlo? Pero ya será materia para otros días, en cuyo entretanto habré recibido su respuesta, con observaciones y consideraciones a la presente.


No concluiré sin decirle que la actitud pensamental del gran grupo avanzado entre el conjunto estudiantil, iguala en conceptos con el grupo que hoy formamos aquí dentro unos cuantos, haciendo el único núcleo que prepara y se prepara en constante labor de preocupabilidad porvenirista. Los demás quedan individuos aislados, producto neto del proceso relatado y que han de resultar barridos por la nueva corriente revolucionaria, destructiva y constructiva a un tiempo. Los que así lo sienten o presienten se preparan para una defensa que echará quizás las bases de un partido o aglomeración opositoras conservadoras de ciertos privilegios y de una letra muerta: la resurrección de un constitucionalismo que debe abolirse para crear otro original y nuestro. 


¡Ojalá algunos bien intencionados no se equivoquen engrosando filas destinadas al fracaso! Filas tal vez gubernamentales en el primer momento, pero reducto último de un pasado vestido de espejismo y de retórica plagiada, destinada a una rápida derrota porque no llegarán jamás a representar el deseo del pueblo ni podrán satisfacer sus necesidades. Nosotros sí. ¡El futuro será nuestro, de los que agarramos el porvenir con la mano para moldearlo con líneas de ciencia y arte nuevo!


Van saludos de compañerismo para todos. Un voto por la mejoría de Gómez Rubio, de Mc Gill y de los demás enfermos y un abrazo cordial para el amigo cordial. 


Pío Tamayo
Castillo de Puerto Cabello, 
19 de noviembre de 1930. 


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jueves, 11 de enero de 2024

UN LIBRO DEL DECIR Y SOÑAR









DÍGAME

UN LIBRO DEL DECIR Y EL SOÑAR
RAMÓN SANTAELLA

 

 

Es el trabajo n° 50 del Dr. Agustín Blanco Muñoz (ABM), si es que no estamos equivocado en el conteo de su extensa producción. Dígame, a nuestra manera de ver, es una síntesis de los dos trabajos que lo preceden, “Ofrenda de Música y Vida (2022) y Pasadizos (2023). Son tramos de poesía conectados a  un pensamiento de Historia Actual como  a la Vida y a la Muerte, con un valor agregado de sensibilidad recorriendo todo el trayecto del mensaje poético procesado y urgido en respiros de amor, sueños y recuerdos que ponen de relieve, la pasión del poeta, por momentos, empecinado en hacer presente los deseos y recuerdos de un amor perdido, mas no olvidado.

 

Por momentos, oculta de tramo en tramo, restos de aquellos recuerdos, para que en adelante emerja el iceberg de aquella sentida propuesta de amor,  todo un reto para el lector que deberá diferenciar los instantes de afloramiento de la expresión sensible del poeta, su ir tras la huella de un sueño de amor perdido y su empecinado deseo, por transformar el pasado en presente huyéndole a la soledad que va quedando donde yacen los decires y los sueños, sin retorno, hasta el surgir de los dígame dando forma a los asombros.  

 

“Dígame” es un largo mensaje que se nos antoja desestructurado en dos porciones, el de las sorpresas, sueños, recuerdos y deseos, ante el amor perdido, sin respuesta ni intimidad, y el de los sueños políticos involucrando presente y futuro asociados a la incertidumbre de la realidad, o como dice el poeta, “dígame es el propio deseo de que algo suceda para nuestra satisfacción y alegría” (7).

 

Un entablado de versos, pensamientos y quereres burbujeando en deseos, de algo que se espera con ansias, en él se cuece la soledad para que brote la alegría y la vida o los momentos parecen actos de resiliencia, vuelve la calma y el sosiego, sin embargo, el poeta se encierra entre los dos extremos del vivir y el morir, dando preferencias a la soledad como si fuese momento necesario en la vida del ser:Si ya un día


Amaneciéramos
sin ganas de respirar
cómo habrían de reír las palmeras
de esta inmensa soledad! (15).

 

Qué importa la risa ajena cuando la muerte llega, se acaba la soledad, ni siquiera oímos los murmullos del silencio, somos eternidad. Los lamentos carecen de sentido y valor cuando hemos muerto. 

Soledad, entristecer, desesperación, alegría, pesar, eternidad son sustantivos, instantes  y cualidades, cuya reciprocidad forma parte de las relaciones fantasmales del pensamiento influido de soledad, razón para que los dígame dejen de ser imaginarios cuando se culpa al tiempo de las averías sentidas:

 

Si el cartero deja
de traerme su recuerdo
para llenarme de olvidos! (20).

 

Cuando el sentimiento de soledad se apropia del consciente, no hay recuerdos sin pasado, no hay sueños ni imaginarios que no envidien el futuro pero, caemos en sus redes si en algún instante se respiró de un mismo aire compartido y los asombros fueron dos.  La soledad es un castigo que nos imponemos, para culpar al tiempo o a la Vida, por los “pecados” cometidos. 

En poeta parece despertar  de sus sueños y recuerdos, para volcar su atención hacia la historia, presente y futuro de la humanidad asediada por la tecnología nuclear, el iceberg del amor se pierde en el mensaje:

 

Aquella tarde que pasamos
       dejando caer guaruras de
        aguas encendidas de amor
   en el propio centro de  
nuestros seres! (65).


Cuando llueve
esas ganas de tenerte
que me dan
y cuando escampa
esas ganas de tenerte que 
me siguen! (69).

 

Dicho esto, se esconde de nuevo entre los predios de la muerte como tabla salvadora ante el naufragio del amor perdido:

 

Dígame
           tener que pensar y admitir
           que no estaremos presentes
           cuando nuestro ataúd
           emprenda vuelo a fuego / o tierra! (70).

 

No es arrepentimiento lo advertido, es resignación ante lo perdido y haber asumido a la muerte como cómplice de las averías del tiempo y las circunstancias deseadas:

 

Tanto andar para quedar
           en un sitio  sin andar! (76).

 

La muerte, cómplice y soledad, la amiga y confidente inventada, la incentivadora del mensaje, el poeta la asume y ante el temor de no descubrirla socia de la muerte, inventa un tren de mensajero para esconderse y no ser visto como pasajero:

 

Aquel tren pisando
          en las cuerdas del viento
          para tratar de alcanzar la
          realidad delos sueños del
          hombre que no encuentra
          al hombre! (112).

 

Los lamentos por el amor perdido llegan a su fin con el de los tramos de poesías, el mensaje es de eternidad y resignación:

 

Amor no haber
       podido terminar
          aquella sinfonía que
          entonces iniciamos! (143).

 

Finalmente, una fotografía que calma la búsqueda de una respuesta del mensaje diluido en los tramos de poesías, una bebita que sostiene prisionera en sus labios, una sonrisa y entre sus párpados, dos pícaros ojos, con mirada de asombro, presagio del futuro esperado, deslinde entre la humanidad y la vida (189).



Es una bebita y otra inocencia que sostienen prisioneros en sus labios una sonrisa. Y entre sus párpados, dos pícaros ojos, con mirada de asombro, presagio del futuro esperado, deslinde entre la humanidad, los recuerdos, el amor y la vida. (189). Y queda sembrado el mensaje del vivir en el propio reír:


Lo bueno que sería
mantener en alto
el reirle a la vida
por construir!  (185)

                                                                   

“Dígame”, en fin, es un libro para el decir y el soñar de los recuerdos de amores firmemente establecidos, en las más duras tierras de las almas del siempre que no se detienen siquiera en la memoria del porvenir.

 

Enero 2024

 

 


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miércoles, 20 de diciembre de 2023

MENSAJE DEL CEHA Y LA CPT EN UN NUEVO DICIEMBRE








MENSAJE DEL CEHA Y LA CPT
EN UN NUEVO DICIEMBRE




El Centro de Estudio de Historia Actual (CEHA) y la Cátedra ‘Pío Tamayo’ (CPT), de la FACES-UCV, en el 40 aniversario de su fundación, le envían a la comunidad universitaria y al colectivo social-pueblo, dondequiera que esté, un saludo, acompañado de un mensaje de amor, lucha y porvenir, a propósito de este tiempo de navidad y año nuevo 2023.


Es el mismo andar en las dimensiones de la búsqueda de esperanzas que dejan atrás este mundo siempre dispuesto a acumular frustraciones y no pasadizos de sueños y haceres de bienestar y supremas alegrías.

 



¿HASTA CUÁNDO EL MISMO GRITO?

 

¿Hasta cuándo veremos pasar los años sembrados en la misma historia que hace del lamento el paso capaz de mover el grito en disparo contra la consagración del pisoteo y la imposición de todos los cantares del engaño y la perversión?

 

¿Hasta cuándo nos iremos acercando sin concretar al adiós de mares y al vuelo de gaviotas que ya han anunciado otro mirar en el propio destino  de la historia que nace hasta en el propio sueño de las eternidades?

 

¿Pero hasta cuándo esperaremos sin tener razón para esperar y poner de lado que estamos obligados a luchar por otros tiempos para una vida que sea satisfacción de mañanitas para acurrucarse en medio del amor la libertad y el porvenir?

 

Agustín Blanco Muñoz
abm333@gmail.com

Mery Sananes
merysananes@gmail.com

Danielita Barrolleta
 dbarrolleta2020@gmail.com


Diciembre del 2023

 

 

 

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lunes, 18 de diciembre de 2023

¡HACIA EL TRIUNFO ESEQUIBO!







 ¡HACIA EL TRIUNFO ESEQUIBO!
Agustín Blanco Muñoz

 

¡Buenos días Don Antero! Caramba profesor, que buen regalo de navidad que usted caiga en esta bodega de su Maracay nativo, en una hora de muchas cosas que conversar. Y por eso, de una le planteo lo del duro y difícil tema del Esequibo.

 

¿CÓMO VE LA HISTORIA ACTUAL
EL CASO DEL ESEQUIBO?

 

Si, mi querido y respetado amigo, este es un asunto a revisar con mucho cuidado y con el mayor esfuerzo de equilibrio y objetividad. Por eso, precisamente, es que nos interesa su visión de  Historiador de lo Actual para que, en medio de su posición crítica, nos dé su parecer sobre  las medidas tomadas por el gobierno.


SE OLVIDÓ EL PROTOCOLO DE 1966
PARA BUSCAR DIÁLOGO Y PAZ

 

Por nuestra parte consideramos que los anuncios oficiales sobre el problema son acertados. Y esto lo digo sin poner de lado lo que siempre he dicho sobre esta llamada revolución que tiene en la destrucción su mayor objetivo. Pero en este caso no hay que ponerse ciego y lejos del pienso y advertir que en el caso Esequibo, el gobierno no tenía para donde coger, porque la otra parte, Guyana, colocó la materia en situación radical. Olvidó aventureramente  el asunto ese del protocolo de 1966 que pide buscar acuerdos, negociaciones por la vía del diálogo y la paz.

 


SE PREFIRIO VOLVER AL DESPOJO DEL LAUDO ARBITRAL
DE PAÍS DE 1899

 

Prefirió volver al despojo, al mismísimo robo del Laudo Arbitral de París de 1899 y  se lanzó a ocupar la zona en litigio y autoriza y negocia la instalación de la ExxonMobil. De modo que es grande la sacada de gas y petróleo de alta calidad y quien sabe que más estará pasando en ese espacio que tengo entendido cuenta con muchas otras riquezas como oro, diamantes y bauxita.

 

Y ES GUYANA QUIEN PIDE SOLITARIA A LA ONU
UN DICTAMEN SOBRE EL DIFERENDO

 

Fíjese además, profesor, que es Guyana quien pide solitaria a la ONU un finiquito sobre el diferendo. Y sin siquiera opinión de Venezuela la cosa va a la CIJ. Y todo parece dispuesto para que se favorezca al ilegal demandante.

 

Porque cuando piden que se elimine el referendo consultivo, dispuesto para que la lucha no sea de un gobierno sino de un pueblo, lo que se explica como jugada política, la respuesta de la Corte es negativa, pero establece esta menudencia: Guyana, que “administra y controla” la zona, y Venezuela deben dejar todo como está hasta que ellos resuelvan.

 

ANTE ESTE SESGO EL GOBIERNO SIENTE LA NECESIDAD
DE RESPONDER CONTUNDENTEMENTE

 

 

Ante este evidente sesgo, este gobierno se siente en la obligación y necesidad de responder de manera contundente. Y dígame profesor, en su condición de historiador de lo actual, si tengo o no algo de razón en lo que comento.

 

MIRE, DON ANTERO, HABRÁ QUIEN LO ACUSE
DE CHAVISTA



Mire Don Antero, no faltará que lo acuse de chavista, vendido o traidor en medio del fanatismo  e inclinación polarizada que se ve por todas partes. Hay muchas voces o posiciones que, aunque disimulan sus actitudes, se alegrarían con la pérdida del Esequibo, porque entienden que eso conduciría a la irremisible caída de Maduro y su gobierno, la pérdida de las elecciones 2024 y el fin de la llamada ‘revolución bolivariana-marxista-leninista-fidelista-socialista y comunista’.

 

Y SIN EMBARGO SUSCRIBO, DON ANTERO, SU ANÁLISIS Y AGREGO QUE LA PELEA ES CON LA EXXONMOVIL USA

 

Pero por encima de estas circunstancias, yo suscribo su análisis en todas sus partes. Y agrego: ya la pelea no es exactamente con Guyana sino con la ExxonMobil-EEUU-Guyana. Y con otros intereses inscritos en  este territorio.

  

PAÍSES DE DOBLE JUEGO AHORA ASUMEN
DE NEUTRALES

 

Son países del doble juego, que han recibido de Venezuela todo tipo de ayuda y a esta hora de su reclamación, asumen la posición de neutrales o equilibristas, que les permite, al margen de toda moral, seguir chupando de los dos gajos.

 

MÁS ALLÁ DE LOS FANATISMOS AQUÍ ESTÁ PLANTEADO
EL TRIUNFO CON LA CIUDAD GUAYANA ESEQUIBA

 

Este es el caso, por ejemplo, de los países del CARICÓN, guiados ‘sabiamente’ por Cuba. Y el asunto no queda aquí porque se impone revisar la posición asumida por ‘aliados’ como China o Brasil. Sin embargo, y a pesar de estos intereses y el referido fanatismo, aquí está planteado hoy el triunfo con ciudad Guayana Esequiba al frente de un operativo de decisiva ocupación civil y militar de lo que ha sido y es territorio venezolano.

 

 Y SE LE CONCEDE UN PLAZO DE TRES MESES A LA
EXXONMOBIL PARA ABANDONAR EL TERRITORIO

 

Por esto se concede un plazo de tres meses a la ExxonMobil para que abandone el territorio que ilegalmente ocupa en la actualidad. Indispensable en este sentido tener en cuenta el nuevo mapa de Venezuela. Esta es una posición adoptada teóricamente por los venezolanos y de la cual este gobierno no podrá devolverse, sin el consentimiento de lo que se tiene como soberano.

 



 

¡NO A  LA  FRANJA ESEQUIBA!

 

Indispensable, sin embargo, entender, y actuar en consecuencia, que no es nada conveniente, y estar negado hasta todos los extremos, de llevar la violencia-destrucción a la zona. De contribuir a crear un escenario de dolor, penas y muertes. ¡No a la Franja Esequiba!  Y evitar a toda costa que se cree aquí una nueva Franja Gaza.

 

ESTA LUCHA ESEQUIBA HAY QUE VERLA MÁS ALLÁ
DE LOS LLAMADOS ‘PARAPETOS POLÍTICOS
ELECTORALES’

 

Sancho, ¡Esta hora  de lucha Esequiba tenemos que verla más allá de las llamados ‘parapetos políticos electoralistas’!

 

@ABlancoMunoz

 17/12/23

 

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sábado, 9 de diciembre de 2023

SOBRE LA REVOLUCIÓN Y EL EMPODERAMIENTO CIUDADANO



 

SOBRE LA REVOLUCIÓN Y EL 
EMPODERAMIENTO CIUDADANO

HUMBERTO GARCÍA LARRALDE

 

Una relectura del libro de Hannah Arendt, Sobre la revolución, ayuda a aclarar mejor las vulnerabilidades que exhibió la democracia venezolana en el pasado, así como elementos que contribuirán a fortalecerla --cuando logremos desplazar a la actual oligarquía criminal del poder--, ante posibles arremetidas dictatoriales a futuro. El libro de la célebre filósofa y politóloga judeo-alemana se centra en el examen de aspectos aleccionadores de las dos revoluciones más emblemáticas en la determinación de la modernidad política en los países avanzados: la revolución francesa y la que emancipó a las 13 colonias de Norteamérica del dominio británico, que ella refiere como revolución “americana”.


Para Arendt el uso de la violencia no es la característica definitoria de una revolución. Ésta se distingue por su propósito central, que es conquistar condiciones para ejercer la libertad. Cónsono con la visión liberal, ésta se asienta en el individuo, pero lo más importante es que, a partir de ahí, fundamenta la acción pública de los integrantes de una comunidad. Abolido el régimen autocrático asentado en privilegios de nacimiento, de derecho divino o en expolios de conquista, la libertad fundamenta su soberanía para abordar los desafíos de la justicia y del bienestar social, conforme a criterios que surgen del debate en su seno. En su libro explica cómo puede comprometerse esta condición básica de libertad cuando se le subordina a la prosecución de una justicia social como fin central de la revolución. 

 

Al comparar Hannah Arendt las revoluciones francesa y americana, señala que la primera terminó secuestrada por la preeminencia de resolver la injusticia social, desbordada como estaba por la marejada de sans-culottes recientemente empoderados por su liberación de las estructuras de sumisión del Ancien Régime. En un escenario de gran efervescencia social, llevó a asumir potestades dictatoriales para atender sus exigencias, desplazando el interés acerca de la nueva arquitectura política que mejor resguardaría la libertad y de cómo debía expresarse en una constitución cuya discusión empezaba.

 

Desembocó, como se sabe, en el reino del terror de Robespierre y, posteriormente, en el régimen imperial napoleónico que, si bien, impuso –a cañonazo limpio--la modernización de las estructuras de poder en buena parte de Europa, no consagró el ambiente de libertad esperado, como la entendemos hoy. Tampoco pudo asegurar la justicia social tan anhelada, siendo que aún no se contaba con el desarrollo tecnológico para ello. A través de este recuento, Arendt acentúa la distinción entre liberación, que frecuentemente involucra el uso de la violencia, y libertad, que es el fin deseado.

 

Para la revolución americana, perpetrada por una población comparativamente menor pero más próspera de colonos, dada la riqueza del Nuevo Mundo, la preocupación central era cómo mantener y fortalecer las libertades asociadas al autogobierno que había surgido gracias a la lejanía del poder monárquico, y sobre las cuales descansaba el ejercicio de la libre iniciativa y las normas de respeto a la propiedad y a las libertades de los demás (salvo los esclavos) como pilares de la sociedad deseada.

 

El reto de erigir un Estado federal a partir de las trece colonias autónomas, que no ahogara la soberanía popular conquistada, lleva a Arendt a argumentar a favor de la permanente participación de la población conjurada en la toma de decisiones políticas, garantía única de que la revolución no fuese secuestrada progresivamente por una casta cada vez más poderosa que decidiera, a distancia, en nombre de la sociedad.

 

Es decir, aparece el problema de la representatividad –necesaria en un país de las dimensiones del que se estaba constituyendo— ante la inviabilidad de ejercer una democracia directa al estilo de las ciudades-estado de la antigüedad clásica. El peligro que observaron algunos “Padres Fundadores” del nuevo estado federal, notablemente Jefferson, era que un poder constituido por una minoría de representantes que decidían “en nombre de”, tendía a propiciar que las mayorías utilizaran su libertad para refugiarse en su esfera privada de intereses, abandonando la política, salvo cuando les tocaba votar. Desaparecía la polis, espacio fundamental para el ejercicio de la libertad.

 

De ahí puede derivarse una noción de revolución centrada en la constitución de un régimen político que asegure la participación activa y directa de los individuos en los asuntos que les conciernen, plasmados en transformaciones institucionales fundamentales. El cambio de manos del poder político a través de proclamadas “revoluciones” que han salpicado tanto nuestra historia no pasaría de ser, en realidad, un golpe de Estado. Fueron revueltas que violentaron los mecanismos aceptados para el traspaso del poder, frecuentemente definidos por el autócrata de turno, pero no se asociaron a vuelcos significativos y duraderos en sus instituciones. Podrán haber sido acciones cruentas, capaces de desplazar a buena parte de la élite existente, pero no fueron revoluciones en el concepto de Arendt.

 

 En Venezuela, la llamada “revolución bolivariana” ha estado muy distante de todo lo planteado. Si bien se caracterizó como ruptura del marco institucional de la democracia representativa adeco-copeyana, lo hizo para entronizar una autocracia que fue acorralando y reprimiendo los ámbitos autónomos de participación y acción política de los venezolanos. Sólo admitía la conformación de espacios para la única expresión de “pueblo” aceptada, aquellos que plasmaran ciegamente la voluntad de Chávez.

 

Bajo su personalismo irresponsable, la “revolución” desembocó en la instalación de un régimen de expoliación militarizado, excluyente, amparado en la represión y en la negación de los derechos constitucionales; un caso claro de involución. Pero, al lado de esta ruptura (para peor) hubo también mucho de continuidad. Potenció enormemente las peores lacras del pasado, notablemente el populismo, el clientelismo y la corrupción asociadas al manejo discrecional de la enorme renta petrolera que pasó por sus manos.

 

De ahí que el desplazamiento de este régimen bien podría entenderse como una revolución de verdad, en los términos Arendtianos, si logra, a la vez que supera definitivamente al rentismo estatista, desarrollar y consolidar una democracia de avanzada basada en la descentralización, la apertura de la gestión de gobierno en todos los niveles al escrutinio público, el libre flujo de la información y, con ello, espacios para la potenciación de la iniciativa y la libertad de los venezolanos.


El concepto clave aquí es el de empoderamiento ciudadano. Nuestro gran reto, más allá de un programa económico coherente y eficaz, capaz de sacar a Venezuela del abismo en que la arrojó la mafia dominante, será forjar una cultura de participación, con su marco institucional correspondiente, que reconozca y potencie las potestades de organismos de base –sindicatos, gremios, asociaciones de vecinos, culturales, de consumidores, ecológicas, etc.—para aportar en la solución de los problemas e inquietudes que les conciernen, como para la vigilancia y llamado de atención activa a las acciones instrumentadas por los distintos niveles de gobierno.

 

Se trata de la crear espacios para lo que, en otro plano, conforma el capital social: la asociatividad, confianza mutua y reconocimiento, para que venezolanos bien informados y conscientes puedan motorizar los cambios y las respuestas requeridas ante los desafíos y oportunidades de la reconstrucción de Venezuela. El ingreso petrolero siempre será bienvenido, pero no debemos depender de él, más cuando, en manos del Estado, refuerza una cultura paternalista que consintió políticas populistas y clientelares que desembocaron en el actual régimen.

 

Estas referencias a una tensión ciudadana por inmiscuirse en los asuntos que le competen, así planteadas, podrían señalarse como una ilusión. Es, claramente, la aspiración de los demócratas a nivel mundial, en contraposición a las autocracias populistas que amenazan hoy las libertades públicas. La propia Hannah Arendt, al final del libro, tantea la idea de una arquitectura política enraizada en órganos de gobierno participativo local –municipios, cabildos, etc.-- sin atreverse a afirmar que sería la solución al problema de cómo reducir la desafectación de la gente por la polís, espacio de participación política de la ciudadanía.

 

Quizás sean, como figura ideal, una ilusión. Pero su conceptualización como referencia a la cual aspirar será un ingrediente permanente para la defensa de las libertades públicas que constituyen la esencia de la democracia. En la educación, la formación ciudadana y la apertura de espacios de participación están las garantías para la democracia futura en Venezuela.

 

 
 
Humberto García Larralde
economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela,
humgarl@gmail.com

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